Cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte, una eternidad de voces y de olvido, una eternidad en la que ya no podré verte ni tocarte ni encelarte ni matarte, cuando a mí mismo ya no me responda y no tenga día ni cuerpo entonces seré tuyo entonces te amaré para siempre. Homero Aridjis
Trigo, sol y mariposas
ya traviesa la intención
es mirada de ilusión
en la piel perfume a rosas
Abrazo intenso, pasión
labios de miel seductores
el amor de los amores
maravillosa ocasión
Acaricias con ternura
celeste cielo, tibieza
blanca piel y la belleza
magia luce tu cintura
Mil besos, todo el querer
sin tiempo, ninguna prisa
compinche la fresca brisa
ya para siempre ha de ser
Publicado por primera vez el Martes 8 de marzo de 2011