Rosario ha muerto.
Se ha ido como los camalotes:
orillando el Paraná.
Se ha esquivado en una esquina
De casas bajas.
Se ha travestido en amplias calles
Y altos edificios.
Ha desaparecido
Detrás de tanta purulencia.
Ha muerto cuando partí, o aun antes
de mi ausencia.
Vicente Estrellero