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Tormenta de odio


Tormenta de Odio

No te olvides la tormenta
que iniciaste un mes de Mayo.
Me cegó la luz de un rayo,
y al quebrar el trueno el silencio,
tembló la tierra a mis pies!
De sus grietas, aturdida
como lava incandescente,
la furia esparció su hiel.
Rompiendo toda armonía,
que alguna vez existió.

Traición, celos, egoísmo,
y la mezquindad del infiel
fueron centros del temblor
que abriendo un gran abismo,
nos alertó del peligro
y nos llenó de temor!
La fauna en pie de guerra,
perdió toda la cordura,
las especies diferentes,
no intentaron una tregua,
y así se desató la locura,
de probarse mas valientes.

Siseo la serpiente su lengua,
antes de inyectar su veneno,
La paloma que dormía,
supo de la ponzoña
y a su cría protegió.
Presto, el buitre echó vuelo,
en busca de la carroña,
lo delató su negra sombra...
y sin presa se quedó!

El viento agitó las aguas,
y la marea creció
El aire se puso rancio
y lo que era puro pudrió.
El león, legó el rugido,
triste y viejo contemplaba
la destrucción de su reino,
el pobre apenas recordaba,
que de su dominio ya nada
era como debía ser!
La leona, muy cansada,
inmóvil y sin poder ver,
dejó que otra mas joven
a las hienas espantara.

El lobo perdió los dientes,
mas no las ganas de morder,
renegó de sus cachorros
y abandonó la madriguera,
sin importarle siquiera
que tenían que comer.
Cobarde huyó despavorido,
en busca de otra guarida,
ignorando el presumido,
que era causante de heridas
que siempre iban a doler.

Con tanto clima revuelto,
el tonto lobo confuso,
se creyó león y quiso ser rey.
Mas basto el rugido del verdadero
y demostró quien era quien!
Se desbordaron los ríos,
arrastrando la basura,
Menguó el suelo su espesura
y el sol opacó su brillo.
El animal que fue manso,
en bestia se convirtió.
El sueño del inocente,
junto a la tierra tembló
y aquello que estuvo quieto,
se movió como la serpiente,
en busca del pajarito,
que desplegando sus alas
en cóndor se transmutó,

Solo el diablo en el infierno,
disfruta su mala acción,
yo no sé porque te extraña,
que haya en mí tanto rencor,
pero aquel que secó mis lágrimas,
conoce bien mi dolor!
El odio que en mis entrañas,
erupciona como un volcán,
hace que hierva mi sangre
y alguna vez mis palabras,
el viento te llevará,
El eco maldirá tu nombre,
entonces no dudarás
de la sentencia de dios,
cuando al mirar la serpiente,
la condenó a arrastrarse,
como te arrastrarás vos!

Mabel Susana Roviglione


Mabel Susana Roviglione