Adónde irán los pájaros que vivían
en el alba, ahora que no nos amamos,
ahora que la noche se adueñó
de mi silente voz y de tu risa.
Qué destino tendrá para nosotros
este implacable invierno gris del alma,
qué nos espera més allé del sueño
que juntos recogìamos amándonos.
Quién vendrá a rescatarnos de la inercia,
a tomar de las alas al olvido,
qué corazón habré de latir por mì.
En dònde esté esa boca y ese cuerpo
que te aguarda deseoso y embriagado,
para fundirte en llamas y suspiros.
Ya ves, cuando dejamos de indagar
al duende que habitaba en nuestras vidas,
nos sorprendió la muerte a carcajadas.
Alguien vendré a buscarnos, sé que lo hará,
y querrá estremecernos en sus abrazos
no dejes que tu amor muera y desangre.
Echa atrás al olvido, y mientras yo...
deshojaré mi luto sin tus días,
bajo la mansa lluvia de la espera.
Sandra IGNACCOLO