DESTINO.
Las agujas van marchando y en el reloj
el tiempo pasa, miro a mi alrededor, ya no veo ni oigo nada. Sólo tu silencio habita en mis oídos, retumbando tan fuerte que no lo resisto.
Es raro, pero aún no lo entiendo,
no entiendo cual fue la razón de tu olvido.
Acaso ¿tan cobarde eres?
sólo un adios necesito,
sólo un adios que me diga que has tomado otro camino.
Si así no lo haces...lo siento,
no podré encontrar motivo.
¿No éramos la pareja perfecta?
vos Romeo, yo Julieta,
una historia de novela,
donde salvar el amor
era la única meta.
Reconozco sí, que algo extraño ocurrió con el final.
Aquí, ambos bebimos de la copa,
tu volviste a nacer, pero yo
jamás pude despertar.
No te culpo por eso,
fue obra del destino,
él nos quiso separar.
Entonces pido que él mismo
nos vuelva a encontrar;
no importa donde,
si en una plaza,
en la calle, o
en alguna historia medieval.
Pero ese día si tu adios
estás dispuesto a dar,
no te sorprendas si ves
como de mi ser
una lágrima cae al vacío.
Eso sí,
recuérdala bien,
nunca más la volverás a ver.
O acaso ¿no es justo que también yo vuelva a nacer?
Gabriela