Hasta ayer,
lucía mi otoño satisfecha,
ostentando mi valiosa madurez.
En sazon la piel, los sentidos, las ideas,
despertaban tu apetito,
hasta ayer.
Esto es lo grave, esto es lo trágico,
que tu adios se lleve a cuestas
el puntal que sostuvo mi altivez.
Hoy amanecí encorvada, mustia, desvalida.
Hasta ayer...me amabas.
Alicia Beber