Está lloviendo muy fuerte, esa lluvia plateada
y constante cae, y aquí yo encerrada llega a
mi mente tu lindo recuerdo mi antiguo amor.
En ese invierno compartíamos con ternura
un pequeño paraguas, yo tan pequeña junto a
ti mi hombre grande de abrazo tan apretado.
En lluvia torrencial como una jarra en suspiros
bajabas tus labios mojados y me dabas con tu
amor tus besos, que para mi eran vasos húmedos
frescos que llegaban de prisa, para saciar nuestras
bocas de sed y en esa tierna unión tu mi amado
mi hombre tan grande me cubrías con esos apretados
abrazos. Yo no me veía. Mirabas extasiado a mi alma
y profundo con esos ojos de miel. Me cantabas al oído
susurrando tiernamente “La Chica de Ipanema”.
Me hacías reír mucho porque tu canto en bossa nova y esas
lluvias frías no coincidían, pero si nuestra ternura y tu te reías.
Hoy te recuerdo inmortal. Mi amado hombre grande de abrazo
apretado y amoroso. Dios te llamo para su eterno abrazo.
Antes que yo te fuiste, y hoy con esta lluvia te envío al cielo
mi beso amoroso, tierno y te canto tu canción, para que hagas
reír al Señor con esa “Chica de Ipanema”. Bajo estas lluvias frías.
Mariella Burg Ardavan