De noche salen con sus alas inflamadas,
recorren aspirando fantasías las coladeras
del inframundo, tomados del hilo que pende
de los recuerdos; comienzan a navegar
con su estopa húmeda, vaciando el frasquito
que sostiene su angustiosa desolación.
Están tan solos que imaginan carnavales
sobre el asfalto, se muerden las uñas hasta sangrar
los ojos.
Los ojos despostillados enfocan una lágrima,
descubren el pecho tasajeado por su yo.
Hablan con sus mudanzas fantasmas, se revela la
resistencia a vivir, el cabello les crece en las entrañas,
serpientes les sacuden el corazón,
están tan solos que buscan el amor en estopas,
están tan solos que esconden a sus lágrimas
bajo la noche.
Claudia Indira Guerra Lemus