Desde la cárcel de mis errores
veo pasar un sueño...
Un sueño puro, cristalino;
Un sueño tibio, colorido;
Un sueño inocente, tan inocente,
que ignora que es un sueño...
Yo lo miro, lo observo...
Sus gigantescas dimensiones
superan mi vacío;
Su tierno calor me conmueve,
me da abrigo...
A veces la luz que irradia me enceguece,
entonces me pierdo en la fascinación
que ejerce sobre mi su mirada;
Me pierdo, sin querer encontrarme.
Yo sé que llegará una mañana
en la que el alba lo arrastrará
como todo lo que arrastra el día,
entonces el despertar
volverá a ser sombrío.
Pero hoy es noche en mi vida,
las estrellas cómplices
comparten mi sensación,
esta sensación que solo provoca
mi sueño de mirada clara.
Hoy es noche, y yo aquí,
desde la ventana de mi presente,
me conformo con solo soñar
con mi dulce sueño...
Mi dulce sueño,
que no sabe que es un sueño.
El dulce sueño
que, impunemente,
me robará el despertar...
Juan Leandro Alzugaray