Te siento latir a mi lado,
mas los ecos me ensordecen.
La ausencia de probabilidades
desbordan mi infinita fantasía.
Ocupar un ínfima posición en ti
sería una absoluta victoria.
Ocupar el todo de tu corazón
sería despertar de este sueño postrero.
Todos los campos que nos separan,
todas las lunas que nos miraron,
todos los silencios que nos acompañarán,
se hunden en este suspiro eterno.
Y ahora te vuelvo a sentir latir
y, al mirarte, ya no te conozco.
¿Por qué quieres seguir aquí?
Te sigo sintiendo latir a mi lado.
Ricardo González