RECORDANDO A SOLAS
No puedo olvidar aquel momento
que con un cierto gozo llegaste bella,
en aquel atardecer del mes de marzo
deseoso de volver a contemplarte y a la vista
de aquel longevo almendro exuberante de flores.
Hoy, que no estás oigo de nuevo
tu voz llegando a mí, evoco y miro lejos
pero sólo a la vista aparece ese almendro ahora
despojado, desnudo y desolado por su perdida gracia.
Sus flores nacaradas de aquel día, hoy
yacen en el suelo pétalos caídos
extendidos como preciosa y dulce lluvia.
¡Oh tarde! Silenciosa rodeada de soledad
con tan sólo ese almendro, ahora desojado
y semejante a un pobre espino.
Es ya julio y así llegaron, antes que yo,
lluvias y vientos que sin saber de mi vana estética,
habían dejado allí la huella inminente de su fuerza.
Mientras que ella seguramente vagará exótica
y tentadora por recónditos lugares.
Permanezco absorto y sólo al caer de la tarde,
en que como por encanto surgen las golondrinas
y melancólico y lento dejo el lugar.
pablogarci
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pablo garcia